Vorágines 8.12.78
Colgarme de tu párpado aunque te pese. Casi seguro que me dejas. Quitar las bombillas que cegaban, mirarte, acercarnos al borde, servirte de cuaderno, salpicarnos.
Y sentir tanto, tanto calor, tanto tenue, tanto casi
pero otra vez espuma, azúcar, leche y jalea, amarillo y otoño
y una espinita aquí, entre los dedos.
))((
Cuando tus besos parecían más suaves en mi boca; fuiste avanzando por el cuello hasta mi cráneo.
Allí, por primera vez, me amaron unos dientes.
))((
Estuve pensando en pedirte que me dieses gozar.
Me daba miedo que aquello sucediese y que yo solo supiese responder en forma de perro:
lamiéndote las manos.
))((
Las cerezas entre el pelo consolada néctar gozosa a punto lluviosa boca nube dama.
))((
Hialina mostrando tanto tanto mimo presada espero apenas movida apenas brillo silbada en tu oído.
))((
La piedad en la piel Proterva y muy opalina claro que medrosa es jaculatoria Palpitante Sufriente Casi vaho Sinuosa y temblor Un oráculo que omina.
No me juzgue usted mal.
))((
Probablemente sí. Sin darme cuenta, te había confesado mi debilidad. ¡Atrapada! Te salía un hilillo de espuma por la boca, mientras me retorcías la pierna izquierda. Yo te insistí: continúa si eso te hace feliz. Luego nos enseñaste a lamer a todos; pero a mí, -que soy muy torpe- se me enredaba la lengua, y como nunca sentiste misericordia, me flagelabas la boca. Entonces vi como lloran los pájaros, y me quise meter en la jaula con él; pero olvidé el camino del sillón a la ventana.
Es culpa del verano.
))((
Alcanzarte, ir hacia ti. ¡Que impotencia!
Pasa un destello de mandarinas por entre mis párpados. Me froto los ojos con los índices. Tengo lágrimas de zumo. Se hizo mujer el invierno y se quitó los picos para darse redonda. De nata te multiplico.
Debiera, yo también, dar portazos o machacarme la mano contra el mueble donde tu lo hiciste. ¡Mi muy… y todo el diccionario!
es una larga tarea para ser de madrugada. Me da miedo tu ciudad.
))((
Me pondré unas gafas negras, un velo, y un parapeto. ¡Mejor lo tapo todo!
Cómete mis flores, mastícalas despacio, así, en zumo no, pégalas al paladar.
Ahora te asusta, pero deberías saberlo. Algún día tenía que ocurrir.
No, no fue un juego. Dolores está hilvanada.
))((
Vuélvala loca. Otra vez agua bendita en la cabeza. Me excitan sus manos. ¡Cuanta bondad!. La casa a cuestas. He perdido la página.
¡Todo nimbo, princesa, todo nimbo!
))((
Me empeño y me hago sombra; pasas y no me ves. Me enciendo la cabeza, vas de espaldas. Me parto en trocitos y me reparto por la casa. Te encuentras un dedo y te recuerda algo.
Si tú quieres te miro de frente.
Luego desenterrarte, santificar tu fiesta. ¡Bendíceme! Ganado el cielo.
))((
Anudada en tu pelo y arrastrando con mis talones todas las impotencias de mis veintitrés años de historia.
Para tus oídos yo era muda; para tu piel, etérea.
Siempre tropezaba en la misma piedra; sobre todo, allí, a la altura de tu sexo.
))((
Te estaba diciendo que me sacabas del mundo, que estar contigo era un cuento, volar, navegar también. Me gustan tus locuras. devanabas tu ovillo entre mis manos. ¿Ves como soy muy débil? Me gustan tus mentiras que me ensalzan, que me enseñan a desear.
¿De qué se queja señora si ha vuelto a sentir?
Te separan mis abrazos. Me atrapan tus despedidas.
¡Eres tan terrible!
))((
A Ramón Peyró
A medio mástil mi estandarte; y pretender engañarme como siempre. Colores muy gloriosos para mi paso de vencida. No sé si tengo sueño; una falta de sabor en el paladar, sí. Un viejo cuchillo que se resiste a cortar. No sabía dar las gracias, tampoco era oportuno. Quería preguntarte mi nombre, no estaba segura de que lo recordases. ¿Los pechos? Mire usted, siguen aquí –sí, sí, dónde antes- (pero no son los mismos). Es bueno equivocarse, así se le bajan los humos a mis engreídos dedos. Claro, claro que les queda mucho por aprender -si se va usted a poner así, me trago el filtro y tiro de la cadena- Todos podemos engendrar subnormales. Esta usted muy seguro y tranquilo. Dolores no hace locuras; no sabe, la pobre. Puede que la solución esté en eso. ¡Caballero!, ¿por quién me toma? No le consiento que hable de sus manos; ¡que desfachatez! No, no, no, sólo que me crispa el calendario y los recuerdos y sus cartas, doctor; pero sobre todo, no tener dedos suficientes para contar los besos que dejé de darle. Ya, ya sé que me estoy poniendo pesada. No son horas de plática. Muy interesantes los niños vengativos; pero está claro que algo no funciona. Yo me lo guiso y yo me lo como (que tentación de cianuro). Como usted comprenderá, es hora de retirarme –no, no, por favor, no insista, comprenda mi situación-. Mi fracaso es comprensible, pero ¿y las mariposas…?
))((
¡Que aprenda a navegar ella sola! Mi fiebre va al revés, cada vez más helada. Estoy cambiando el plumón, casi calva. Sigo divisando tu barco.
Sin duda marejada.
))((
Se clavó los dientes en la vena. Se quitó las zapatillas. Se cortó el pelo. Gateó por el pasillo. Puso las sábanas en la mesa, y los manteles en la cama (canibalismo). Te nombró sesenta y una veces, eran sus días de navegación,
y se declaró efímera.
))((
Encontrarme de mujer frente al espejo que tal vez con un poco de ron sepa a más dulce que siempre me dio miedo cruzar calles y no por los coches sino más por los peatones que siempre me atropellan y acaban dejándome horizontal en la calzada soportarme las piernas a las cuales cada vez tengo menos simpatías contestar las cartas y a cualquier señal o alusión que me sea dada ya que no se repiten las verdaderas oportunidades y ya que el grosero de el barquero no me dijo que las niñas bonitas no pagan dinero y seguir lamiéndome de soledades y aguantarme río y corriente que ya es trabajo para los tiempos que corren el propio domingo vestido de martes y perdiendo su festividad se necesita ser aguafiestas y tela de difunto pero las raíces no acaban de secarse del todo y eso me impide una replantación provechosa para el bien de la economía de mi cuerpo pues nada que para ponerme flores en la solapa lo primero que necesito es hacerme una chaqueta y luego un ojal encontrar una florista y eso suponiendo que no se marchiten de aburrimiento y cuando estaba escribiendo esto el teléfono ha sonado y para qué decirte quién era ¿no ves qué lo menciono? por supuesto por supuesto de menos nos hizo dios… el muy…
))((
Tiritas muy bien todos estamos prestos a que salpiques alimentarme de jabón creo que soy tu desperdicio ¡que pena! que no linda que caída que mala noche sin su cuerpo mire usted que se agarra que la noche no huye que me cuentes un cuento que si fuese lenzal hacerme tu estandarte lúcida puedo seguir fumando mutilándome el pelo atacarme los costados un recuerdo que no dejes de reírte seguir contando los días intentar embarcarme de nuevo robarte el dolor.
Cuídate de mis arrebatos.
))((
Dolores se quiere crecer de llaga. Ya no me ve, asomo la cabeza, y no me ve. Seguro que has comprendido. He abierto mis ojos a todo cuanto vieron los tuyos. Anoche me sangraba la boca y se quebró mi andamio. No encuentro el almendro compartido. Soy buen marino, me hundiré con el barco. Enardecida, me escondo en tu pozo.
¡Ahhhh, si fuesen simulaciones…!
))((
Claro que como no querías peinarme se ha suicidado la raya de mi cabeza.
))((
Es acariciar la cabeza de una sisella, una isla azotada por mis manos, nesgar los perejiles de tu cuerpo, arrancarme mis plumas de torcaz, merendar en tu bosque, tus pulsos son puntillas, abrir las alas y recalcitrar, holgada, muy holgada. Tú, sisella malvada.
))((
Tiemblo. Miedo. Muy lejana. Casi, esta vez casi. Otoño y caramelos. Color verde. El martes tal vez.
Tú un pozo. Él una espiga.
Muy despacio. Respirar. Mi hija esta pringosa. Verte, sobre todo verte. Batallas por librar.
Mi pájaro tiene hocico. Yo, un diente roto.
La luna otra vez. el cuello. Un nudo de dolor. Un poco mimosa. Setenta veces siete.
))((
Los dedos dejaron de ser dedos… Écheme azúcar y déme vueltas. Mi muñeca piadosa me escupe para demostrarme amor. El muchachito haciendo caridad y yo llena de ampollas. Soy opaca, fascinada, orlada. En cada uña un lacito y las manos en celofán. Los dedos dejaron de ser dedos…
))((
Entre tomillas ajenos, el pasado. Sobre el barro, por el lago, los caballos queriendo humillarme y resoplando historias que ofenden. Luego, desde arriba, su voz que no era clara. Mis botas, histéricas, pisotean flores. Carencia de pulso. No esperar la balsámica mentira; pero seguir viviendo.
))((
Desnudo, de rodillas, me acaricias los tobillos. Te olvidas que escuece, y sigues llenándome los oídos. Cinco dedos te besan la cara. Una sombra te lame.
Nadie te conoce mejor que mi espalda.
))((
Mentías al hablar de aquella casa; todo está lleno de virutas, las aralias te esperan húmedas.
Yo, mientras, decido empezar de nuevo.
))((
Se muere como un perro, esa señora maganta y oscura. Esta tarde volverá a pedirte que la tiñas de añil.
Siempre distraída, ausente. A este paso acabarán despidiéndome.
))((
Y yo, amor mío.
Se estaba suicidando mi hija. Me puse a mirar todas las fotos. Me gustaron aquellos poemas. Ya sabes que soy huérfana. Jose acariciándome el pelo. El teléfono hablando solo. Mi padre votando patria. El camarero negándome mariposas. La comida quedándose fría. El niño aprendiendo tu nombre. El cartero retrasándose. Aún amarilla y otoño.
Y yo, amor mío.
))((
Añoranza de cabalgar Afanes de vaselina Sistemas aciagos Dominio de la brasa Arpadura de baba Palpitante costra
))((
Que estaba muy cansada. Tan oleosa que de las manos resbala. A si es que todo quemazón y un intento de aullar. No hay dimensión más abanto que este cuerpo, y la piedad lo único que resta. El paladar sin explorar, pero seguimos sin medios. Yo esperaba lo mismo de siempre, pero mis rezos no fueron atendidos; sin embargo tú, pero ya sabes, las invasiones tienen siempre sabor a norte y a invierno.
No sé como decirlo, pero creo que me estoy muriendo.
))((
De percalina negra y pespunte quemadura de los ojos y acaso rizarse de ausencias pero que no refugio de atormentados.
Un fuego oxidado de doliente criatura.
))((
Te veré de costado, quicio de ráfaga. que ya marisma dónde no era posible acercarse. No te asustes de mi temperatura, esta fiebre no mata.
Nunca la mar quedó en la meseta.
))((
Traer en jaque a tu sombra ejecutar acordes sobre tu espalda barloventear de tu mano martinetemoscatel tu boca rezumarme en tus muñecas
violenta viruta tu lengua almíbar hondo y canela cobres y ventanas rotas
plantarte de jaras pretina para tu cabeza cimbrearse las rodillas charol para tus ojos laringe a tu idioma
modelar limones tus manos y un pequeño potro salvaje ludir hasta la llama.
_ "Ludir hasta la llama" (c) C.Dolores Escudero Madrid. 1979 |
0 comentarios